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Alcudia, naturaleza e historia en el norte de la isla de Mallorca
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Alcudia, naturaleza e historia en el norte de la isla de Mallorca

Paseando junto a la muralla de Alcudia, uno se adentra en el pasado de Mallorca, y aprecia lo importante que fue esta ciudad para el devenir de la isla. Y es que en la época romana, cuando el cónsul Quinto Cecilio Metelo la anexionó al Imperio Romano, la conocida entonces como Pollentia se convirtió en uno de los principales destinos del Mediterráneo, y en la auténtica capital balear.

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Un carisma que todavía hoy se nota al visitar los restos de la villa romana, ubicados junto a la entrada de Alcudia, entre los que destaca un teatro semicircular en bastante buen estado de conservación, que tiene la particularidad de estar excavado en la roca, aprovechando el desnivel natural del terreno, y tiene capacidad para 2.000 personas, una cifra que denota la importancia que adquirió esta urbe durante el imperio romano. Se trata del yacimiento arqueológico de la época romana más importante de Mallorca.


Desde allí es fácil imaginar lo que enamoró a los antiguos romanos, y a todo aquel que visita el norte de la isla: la inmensidad de una bahía jalonada por montañas repletas de pinos y atalayas, que sostiene la fuerza de un mar azul turquesa con humedales repletos de aves migratorias. Un paisaje que también se atisba desde lo alto de la antigua muralla de Alcudia, indicándonos el camino a seguir para disfrutar de uno de los rincones más bonitos de la isla. Si visitas Alcudia en martes o en domingo, anímate a recorrer los animados puestos de su mercado, en los que podrás adquirir desde productos gastronómicos típicos de la isla como quesos, embutidos, repostería, aceite o aceitunas, hasta objetos de artesanía y decoración, y coloridas ropas, entre muchos otros enseres.


Pero Alcudia también es un municipio moderno, volcado con la oferta cultural. Prueba de ello es su Auditorio, que desde su apertura en 2000 constituye el emblema más contemporáneo de la ciudad. Su programación anual incluye desde ópera hasta actuaciones de circo y ballet, festivales de música y obras de teatro, entre muchas otras actividades más.


Dejando atrás las calles empedradas de Alcudia, y la majestuosidad de su Iglesia de San Jaime, la carretera nos conduce al puerto, un lugar ideal para disfrutar de largos paseos junto al mar, de una oferta gastronómica amplia y variada, y de tiendas de todo tipo.


En el puerto de Alcudia también encontrarás diversión y ocio nocturno, ya que alberga numerosos bares y pubs, y algunas discotecas; y, si te gusta navegar, podrás embarcarte desde allí en alguna de las excursiones marítimas que unen el Puerto de Alcudia con otras playas paradisíacas como la de Formentor, en cuyo recorrido es posible que veas alguna familia de delfines acompañándoos durante la travesía.


O si quieres ir un poco más lejos, anímate a visitar la isla de Menorca, que se atisba desde Alcudia, y a la que podrás ir y volver en un solo día gracias a los ferrys rápidos que conectan Mallorca y Menorca desde Alcudia.


Al salir del Puerto de Alcudia, y proseguir por la costa de la bahía, el litoral manda y encadena inmensas playas de arena blanca, interrumpidas por las lenguas de mar que unen la costa con el interior del Parque Natural de S’Albufera, la zona húmeda más extensa, e importante, de todo el archipiélago balear.


Se trata de un oasis que puede ser recorrido a pie o en bicicleta, y que en época de hibernación alberga hasta 10.000 aves, entre las que abundan todo tipo de ánades, garzas y grandes grupos de estorninos. El agua es la base de la riqueza biológica de S’Albufera, y la que permite el crecimiento continuo de vegetación, conformando un rico ecosistema que incita a la biodiversidad.


Visítalo al atardecer y déjate mecer por el croar de las ranas y la brisa del mar, mientras buscas con tus prismáticos el aleteo de las golondrinas y los zancos de las grullas, que se dejan ver, de tanto en tanto, en sus canales, haciendo un breve stop over en sus migraciones.


Para tu facilidad, el parque cuenta con distintos itinerarios, de entre 1,5 y 3 horas, que te permitirán descubrir rincones naturales de gran belleza, jalonados por interesantes torres y románticos puentes.


Experiencias culturales y de naturaleza a las que todavía les queda mucho recorrido. Si te gusta el deporte, aprovecha el viento que azota con frecuencia esta zona, y practica kitesurf en la preciosa playa de Son Serra de Marina; o escápate hasta el final de la bahía y descubre la espectacular belleza de Betllem y su caló, dónde podrás llegar a pie atravesando un camino que transcurre junto a unos acantilados absolutamente embriagadores. Una vez allí, zambúllete en sus calas y goza del fondo submarino de la zona.


Un paisaje abrupto que ha inspirado a artistas de todo el mundo con sus contrastes de arena blanca y majestuosas rocas; y aguas calmas de azul turquesa, que en ocasiones se envalentonan convirtiendo al Mediterráneo en un mar bravo que reclama su protagonismo.


Cuando regreses a tu hotel, y si tenemos la suerte de alojarte en Valentin Playa del Muro, apreciarás la comodidad de nuestras instalaciones y la exquisitez de nuestra gastronomía, justo lo que necesitarás para recuperarte del esfuerzo. Una copa de vino en la terraza de tu bungalow pondrá la guinda a una experiencia sublime en el norte de la isla de Mallorca. ¡Te esperamos!

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